viernes, 23 de septiembre de 2011

Armaduras

Competir, eso es lo único que nos importa, muchas de nuestras acciones se basan en eso. Es una guerra en donde todos intentamos demostrar que somos fuertes, ocultando así nuestra inseguridad.

Criticamos, buscamos el defecto de los demás, por más mínimo que sea, como si sirviéramos de ejemplo. No somos nadie para hablar de nadie, no conocemos a nadie, ni nadie nos conoce a nosotros, por esto nadie es digno de criticar ni de ser criticado. En cambio, la autocritica es la que de verdad nos aporta algo productivo.

Presumimos de ser grandes conocedores. Entramos en discusiones donde todos intentan ocultar su ignorancia, solo porque nos gusta tener la razón y aumentar nuestra seguridad.

Nos autoconsideramos diferentes, raros, únicos solo porque está de moda. Actualmente no hay nada mejor que eso de ser raro, simulando así tener algo de personalidad. Pensamos ser seres únicos en nuestra especie, cuando en realidad seguimos el mismo camino que toda la sociedad.

Somos hipócritas, vamos cambiando nuestras ideas y formas de ver las cosas, de acuerdo a las personas que nos rodean. Camaleones en versión humana. Sentimos vergüenza de decir lo que realmente pensamos y sentimos.

Necesitamos dar explicaciones a todo. Dejamos de hacer muchas cosas por no saber que explicación le podemos dar a eso. Buscamos también explicaciones de los demás, controlando así su libertad de actuar, cuando hay cosas que simplemente no las necesitan.

Mentimos porque nos cuesta admitir las cosas, para simplificarnos todo. Nos gusta que nos mientan, odiamos cuando una persona nos dice la realidad, pero igual nos quejamos de que nos mienten.

Les guste o no, todas estas cosas son el común denominador del ser humano. Con estas cosas formamos una armadura para protegernos de los demás, pero en el fondo, somos terriblemente débiles y vulnerables. Perdemos mucho tiempo pensando en lo que pueden decir de nosotros. ¿Pero qué solucionamos con eso? ¿Qué es lo que nos dejan a nosotros con estas cosas? Nada, solo preocupaciones sin sentido que no nos llevan a ningún lado, solo nos condicionan. Ninguna de esas personas van a estar presentes durante toda nuestra vida, solo son algo momentáneo. Mejor es preocuparse por quererse a si mismo.